
Edgardo Schemel, un árbitro que tuvo la vista 20/20 para el béisbol y el sóftbol
Fue lanzador, mánager, directivo y también se desempeñó como réferi de boxeo.
A Edgardo Schemel Salvat nadie le echaba cuentos en cuanto a conocimientos sobre las reglas del béisbol. Por ello, cuando tomaba una decisión respecto a una jugada, no había manera de que la echara para atrás. Eso sí, a quien le reclamara, fuera mánager o pelotero, les explicaba las razones de dicha decisión.
Era un árbitro controvertido, pero no con el ánimo de armar show, como le decían algunos narradores y comentaristas de su época, sino velar porque el reglamento de cumpliera a cabalidad.
“Gracias a Dios la visual mía fue 20/20 todo el tiempo. Yo podía ver cosas que mucha gente no veía, un don que no tiene todo el mundo. Siempre iba por ahí, primero porque tenía el conocimiento y porque no me temblaba la mano para decir lo que era y punto. No quiere decir que no me equivocara, pero fueron más las veces que acertaba”, dijo Schemel en entrevista concedida en 2005 a este periodista.
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Además del béisbol, el arbitraje lo ejerció en el sóftbol y en el boxeo. Su especialidad era cantar los llamados ilegales o ‘balks’ (movimiento extraño del lanzador), lo cual atribuía al hecho de que se había desempeñado en esa posición.
Era tan estricto con los ‘balks’, que sus amigos le mamaban gallo diciéndole que, en su casa, cuando sonaba el teléfono, no contestaba “aló” sino “balk”.
“Sé que era muy bueno para darme cuenta de los ‘balks’, primero, porque fui pitcher y, segundo, porque cuando yo estaba arbitrando me metía de lleno en el juego, no pensaba en otra cosa. Confieso que es lo más difícil de cantar, porque, por ejemplo, tú estás quieto esperando que la bola pase por una zona para cantar bola o strike, pero en el balk tienes que estar todo el tiempo mirando al pitcher”.
Schemel se convirtió en árbitro de béisbol a los 26 años tras sufrir una lesión. Al mismo tiempo empezó a practicar sóftbol representando muchas veces, en calidad de lanzador, a Atlántico y a Colombia.

Cuando dejó el sóftbol como jugador activo se convirtió en árbitro, pero se retiró de esta actividad después de que le extrajeron dos cartílagos de su rodilla izquierda.
Su trayectoria como jugador, árbitro y mánager fue reconocida en 2005 cuando fue escogido para ingresar al Salón de la Fama del sóftbol mundial durante el XXII congreso de la Federación Internacional de este deporte, realizado en Kaohsiung (Taiwán). Su inclusión se produjo un año después, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Cartagena.
Como árbitro en el béisbol profesional colombiano fueron famosas sus discusiones con el mánager norteamericano del Willard de Barranquilla, Jhon McLaren, a quien le entendía perfectamente todo lo que vociferaba porque sabía inglés.
“Yo oía lo que le decía a los demás árbitros y notaba el desprecio que sentía por los colombianos. Una vez le gritó un montón de cosas al ‘Camión’ Mendoza, quien estaba en tercera, y yo vine y lo saqué del juego. Me preguntó por qué lo echaba si el problema no era conmigo y yo le respondí que no importaba, que lo que era con ellos era conmigo”.
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Schemel incursionó en otros deportes como el tiro y además fue campeón departamental de bala y jabalina, pero siempre reconoció que su máxima pasión era el béisbol. “Mi pasión ha sido y será siempre el béisbol. En él nací, yo vi el tetero y al lado estaba una bola de béisbol”.
También fue árbitro de boxeo, deporte al que llegó por casualidad, luego de que a su casa se acercó un grupo de jardineros a los que días antes había apartado para que no pelearan.
Los jardineros le pidieron que los enseñara a boxear, a lo cual Schemel accedió y hasta les consiguió los guantes para que comenzaran a practicar en un ring que armaron en un lote que era puro monte, ubicado en la calle 79 con carrera 51B. Allí nació el club de boxeo de la 79.

“Me vinculé a la Liga de Boxeo del Atlántico y terminé siendo miembro de su junta directiva. Un día, en una programación, no había árbitros y me tocó montarme al ring. La gente me decía que lo había hecho bien y a mí me quedó gustando la cosa. Llegaron los Juegos Panamericanos de Cali en 1971 y yo fui como árbitro de béisbol, pero la AIBA estaba dando un curso internacional de arbitraje de boxeo y yo lo cogí y las calificaciones mías fueron las más altas”.
Llegó a ser jefe de árbitros de boxeo amateur para América Latina y dio el salto al boxeo profesional, del cual se retiró luego de una programación que se realizó en la caseta La Tremenda y en medio de la cual, justo cuando iba a entregar el fallo de una pelea, del público le tiraron una botella.
“Cuando levanté la mano del boxeador que los jueces habían dicho que era el ganador, aunque yo sabía que ese no había ganado, se me vino encima una botella que si no me quito me parte la cara. Ahí me pregunté: ¿Y yo qué hago aquí? ¿Qué necesidad tengo que de exponerme? Desde entonces no volví”, recordó.
Edgardo Schemel Salvat falleció este miércoles a los 87 años y sus exequias serán a las 5:00 p.m. de este jueves en Jardines de la Eternidad del norte.